miércoles, 4 de junio de 2008

El mar para las nuevas generaciones

Muchas veces oímos decir que el mar es fuente de vida, pero quizás no interiorizamos esa sentencia en toda su magnitud. Está probado que los seres que pueblan la Tierra tuvieron su origen en el mar y se sabe que este ocupa la parte mayoritaria de la superficie nuestro planeta que precisamente por ello recibe el apelativo de planeta azul.
El océano reviste gran importancia práctica para el ser humano. De su seno se obtienen alimentos, medicinas, minerales y variados productos para la industria. Muchos de los pueblos del mundo poseen una economía basada mayoritariamente en el mar.
Pero ahí no termina la larga lista de beneficios que, generosamente, no ofrece el gran piélago. Recordemos que las corrientes oceánicas son mecanismos reguladores del clima y que a través de las rutas marítimas se realiza el grueso del comercio mundial.
El mar tiene también parajes que por su belleza atraen a las personas deseosas de relajarse. Resulta casi innecesario insistir en la necesidad de preservar la salud del gigante salado, porque ¿a quién le interesaría una playa de agua sucia, o donde los surfistas y nadadores tengan que abrirse paso entre desechos flotantes?
¿Y que pasaría si la contaminación matara los animales y plantas marinas que nos sirven de alimento o de los que obtenemos fármacos?
Por su condición de archipiélago tropical, para Cuba el mar reviste una importancia vital. De renglones económicos relacionados con el mar provienen gran parte de los ingresos a nuestro presupuesto nacional.
El gobierno cubano invierte cuantiosos recursos en la protección de las aguas que nos rodean. Pero, sin la voluntad de la población esos recursos tendrían que multiplicarse y aún así no serían suficientes a su propósito.
Es por ello que no resulta ocioso insistir en el tema. La protección del mar comienza al nivel de de la gente sencilla, en las cosas que la población debe suprimir de su lista de acciones para evitar que a él vayan a parar sustancias contaminantes. Algo tan sencillo como no echar productos químicos en los desagües, no arrojar basuras a los ríos o no verter directamente en ellos las aguas negras de las viviendas.
No es menos importante proteger la atmósfera, las aguas dulces y la misma tierra. Pero en mi comentario de hoy he querido centrarme en el mar, porque sin él, sencillamente, no existiéramos.
Entonces, reflexionemos, no solo el Día del Medio Ambiente, sino en cada día de nuestras vidas y trasmitámosle a nuestra descendencia la preocupación por proteger el mar, un recurso que mañana les pertenecerá por entero.

jueves, 8 de mayo de 2008

Humor y reflexión, Mataperros

Andaba un pobre loco por las calles de un vetusto pueblo olvidado por Dios. Porque en su infancia un perro lo había mordido, el orate había desarrollado terrible aversión hacia los canes, así que llevaba siempre sobre su cabeza una pesada roca y cuando veía un perro se la dejaba caer encima poniéndole fin así a la vida de muchos de esos fieles amigos del hombre.
Como casi siempre mataba perros callejeros nadie había le prestaba demasiada atención a su manía. Pero ocurrió que una aciaga tarde el perro de un acaudalado terrateniente escapó de sus ataduras y tuvo la mala fortuna de tropezarse con el loco en un sombrío callejón.
Era un perro de raza podenco. Animal muy valioso y al que su amo apreciaba sobremanera por su destreza en las faenas de cacería.
Enterado el señor de que su linajudo perro había sucumbido bajo la laja del orate lo demandó ante el juez que, bien pagado, declaró culpable al reo y lo condenó a una larga pena tras las rejas.
Los años de cautiverio envejecieron al pobre loco, lo flaquearon y le hicieron crecer larga barba y cabellera, pero no lo curaron de su locura, por lo que al ser devuelto a la libertad, se consiguió otra roca y continúo su ardua labor de mataperros. Solo que ahora miraba bien a sus víctimas antes de asestarle el golpe fatal y si se le parecían en algo al can del ricacho se decía: “¡Cuidado, es podenco!” y el faldero se salvaba.

sábado, 19 de abril de 2008

Pepito cantautor

Pepito escribe canciones, Pepito escribe canciones con letras absurdas. Y lo que es peor, Pepito canta sus canciones absurdas con voz desagradable y desentonada. Pepito desafina.
Cuando Pepito era un niño, cantaba canciones infantiles con su voz infantilmente desafinada de niño desagradable. Y solo porque Pepito cantaba (aunque lo hiciera con esa voz infantilmente desagradable de niño desafinado), a algún pariente con muy buenas intenciones pero muy mal oído se le ocurrió decir: “Este será el músico de la familia”. Y desgraciadamente Pepito se lo creyó.
Pepito creció con la extravagante idea de hacerse artista para no tener que encorvar la espina dorsal en algún sembrado, bajo el castigo del astro rey, o pasarse el día vistiendo un overol embarrado de grasa, o con camisa blanca y corbatín de lazo detrás de un mostrador.
Pepito creció y logró ingresar en una escuela de arte donde perdió el tiempo durante varios años ya que estudió mucho pero no aprendió nada. Pepito estudió una cosa y después se dedicó a otra, y en definitiva ahora no hace bien ninguna de las dos.
Pepito, además de escribir canciones extravagantes y cantarlas con su voz extravagante y desafinada de adulto desagradable, se viste con ropas extravagantes, se pone sombreros extravagantes, espejuelos extravagantes, usa peinados extravagantes y hace videoclips extravagantes.
Permítanme presentarle a Pepito Extra Vagante.
Cualquier semejanza con alguien que ustedes conozcan es pura coincidencia.

martes, 15 de abril de 2008

Mitos en los cementerios

Muchos mitos y leyendas circulan en torno a los cementerios. Nada casual.
A la incertidumbre de lo que hay más allá de la muerte y las creencias establecidas ya sobre el particular, se suman a otros muchos factores que hacen del camposanto un lugar misterioso.
Algunos mitos van decayendo con el desarrollo. Por ejemplo: existían muchas leyendas acerca de personas sepultadas aún con vida. La catalepsia, esa enfermedad nerviosa en que las funciones corporales pueden disminuir hasta hacerse imperceptibles, podía confundir haciendo parecer muerta a la persona que salía de su crisis acostada en un sarcófago ¡Qué horror!
Con los adelantos científicos actuales es casi imposible que esto suceda y eso hace decaer la fuente de la imaginería popular.
Algunos cuentos de personas enterrados vivos:
Una señora de recio abolengo, quien en la noche despertó de su letargo dentro del ataúd y comenzó a gritar, desesperada, pidiendo ayuda. Se dice que el velador del cementerio localizó la sepultura pero no podía solo mover la lápida. Entonces marcó el lugar dejando su propia chaqueta sobre la sepultura y corrió a buscar ayuda, salvando así a la mujer. (Debe haber sido muy bien recompensado).
Un cantante famoso. Dicen que al exhumar sus restos encontraron los huesos de una de sus manos en el lugar en que debía haber estado su estómago. Suponen que la desesperación lo hizo comerse su propia mano tratando de sobrevivir en espera de ayuda.
Una madre con su hijo, muertos durante el parto. Cuentan que enterraron el cuerpo del recién nacido entre las piernas de la madre y que durante la exhumación encontraron los restos del bebé sobre el pecho de la madre.
Algunas de estas crónicas tienen detalles bastante cuestionables, creo yo, pero forman parte de ese misterio mágico que rodea a los camposantos, esos lugares a donde vamos a parar todos irremisiblemente, pero a donde pocos quieren ir.

lunes, 7 de abril de 2008

La necrópolis Cristóbal Colón



Vista desde el cosmos, la Necrópolis Cristóbal Colón resalta por la blancura de sus mármoles y granitos en medio de la maraña de rojos, verdes y grises que es la capital cubana.
Con una extensión de 560 000 metros cuadrados y 222 cuadras, la necrópolis Cristóbal Colón es el mayor camposanto de la Ciudad de La Habana y también el de mayor riqueza artística y cultural, pues el grueso de las 53 360 propiedades que lo forman exhiben esculturas ornamentales o valores arquitectónicos.
Pero también el cementerio de Colón, guarda reliquias de elevado valor histórico, patrimonial, religioso y hasta curiosidades que iremos develando en estas páginas.
Es por esas razones que se ubica entre los más importantes del mundo.

Un poco de historia
El 30 de octubre de 1871, como inicio simbólico de la construcción del cementerio, fue colocada la primera piedra en el lugar que hoy ocupa la Puerta de La Paz, monumental portada de estilo románico bizantino, diseñada por el arquitecto Calixto de Loira y Cardoso, enriquecida con el grupo escultórico de la Virtudes Teologales y los bajorrelieves de la Crucifixión y la Resurrección de Lázaro, obras del escultor cubano José de Vilalta y Saavedra.
El primer lugar de enterramiento público que tuvo la capital cubana fue el Cementerio General de La Habana, o Cementerio de Espada, así llamado en honor a su fundador el Obispo Juan José Díaz de Espada y Landa, quien promovió la idea de abandonar la insalubre costumbre de sepultar a los difuntos en iglesias y conventos.
La idea de construir una nueva metrópolis, mucho más grande y funcional obedece a la insuficiencia de espacio en el cementerio de Espada para una urbe que crecía a pasos agigantados.
Fue en 1854 que el Capitán General Marqués de la Pezuela, concibió tal idea. Ya entonces, se propuso el nombre de "Cristóbal Colón" para la nueva obra pues unos restos mortuorios que se suponían del Gran Almirante reposaban en la Catedral de La Habana desde 1796. Los promotores del proyecto pensaron trasladarlos al nuevo cementerio donde se erigiría un monumento al descubridor genovés y se guardarían sus huesos, considerados reliquias. Sin embargo, la sustitución del Marqués de la Pezuela como Capitán General, hizo que el proyecto fuera olvidado hasta 1858.
En 1864 la iglesia ganó el litigio por los derechos a emprender la obra, pero no fue hasta 1868 en que una epidemia de cólera morbo obligó a apresurar los trabajos de construcción.
El Obispado adquirió terrenos pertenecientes a 6 fincas colindantes y el 12 de agosto de 1870 de libró la convocatoria a concursar por el diseño y dirección de las obras. Fue elegido el proyecto del arquitecto Calixto de Loira y Cardoso quien, además recibió un premio en metálico de 2000 escudos.
El diseño de Loira divide el área total en cuatro espacios principales, denominados cuarteles que se nombran por su orientación geográfica (Noreste, Sureste, Noroeste y Suroeste) subdivididos a su vez por calles que jerarquizaban cada área del terreno de la siguiente manera:
Zona de primera categoría. Compuesta por ocho cuadros, se extiende desde la Portada Norte hasta la Capilla Central. En ella un metro cuadrado de terreno costaba entre 25 y 30 pesos oro. Sólo familias con altos recursos podían comprarlos y luego afrontar el costo de construcción de las tumbas, generalmente lujosas.
Zona de Segunda: siguiendo los brazos de la cruz principal o avenidas centrales, se extiende desde la Capilla Central hasta las calles que conforman las cruces de segundo orden. Costaban de 20 a 25 pesos oro el metro.
Zona de tercera: en estas mismas avenidas centrales, desde las cruces de segundo orden hasta cada una de las puertas de salida: este, oeste y sur. Precio de 15 a 20 pesos oro.
Cruz de Segundo orden: En el interior de los cuarteles, calles y cuadros principales. Precio 15 pesos oro.
Campos Comunes: Manzanas en el interior de los cuarteles a un costo de 10 pesos oro.
La primera gran obra funeraria fue la Galería de Tobías, de la que pronto se hicieron evidentes las fallas y tuvo que se clausurado en 1874. El arzobispado, para compensar esta pérdida de capacidades, construyó las llamadas "bóvedas del arzobispado", junto a la vetusta construcción, y que aún se encuentran en uso. Sin embargo, la verdadera venta de terrenos para las propiedades no se iniciaría sino hacia 1876.
En julio de 1886, al terminarse la Capilla Central, último de los lotes proyectados por Loira quedan concluidas las obras del nuevo cementerio.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Los sapos

Casi todo el mundo sabe lo que es un sapo, aunque muchas personas consideran que el sapo es el macho de la rana y no es así pues sapos y ranas son familias diferentes dentro del orden de los Anuros, clase Anphibia.
¡Pero calma! Nadie se asuste que este artículo no habla de zoología sino, más bien de costumbrismo.
En Cuba, ser un sapo tiene una amplia connotación que nada tiene que ver con croar o andar en los pantanos.
Por ejemplo, si alguien le augura algún desasosiego futuro, usted le dice “¡No seas sapo compadre!”. Algo similar a ser un ave de mal agüero.
Lo mismo, si en lugar de mal presagio vienen y le dan una mala noticia.
Otra variedad de sapo es el tipo inoportuno. El que está o llega al lugar y en el momento inadecuado. Por ejemplo, el que observa como una parejita “aprieta” en algún rinconcito oscuro.
Pero donde quizás se manifiesta el sapo con mayor presencia es en el juego de Dominó, (tan popular en Cuba). Cuando se reúne un grupo de amigos a jugar Dominó hacen su aparición los sapos, que se paran detrás de los jugadores para ver las fichas que tienen. Luego, los jugadores que pierden, si son un poquito supersticiosos, les echan la culpa de su mala suerte a los mirones.
A veces los sapos hasta se atreven a opinar sobre el juego: “Oye, esa jugada fue mala. Yo mejor hubiera tirado esta ficha”, o bien “Si pones el doblenueve se tranca la data”.
Del proceder de los sapos viene el cubanísimo verbo “sapear” y toda la familia de palabras que de esta se pueda derivar, aunque en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española aparezca con otros significados.

lunes, 3 de marzo de 2008

La calle Franco en una escalera


La Calle Padre Pico, de Santiago de Cuba, es famosa por ser en forma de escalera. Es todo un icono de esa ciudad cubana. Sin embargo hay que decir que no es la única calle (o al menos una parte de ella que tiene forma de escalera). A quienes no tienen el privilegio de conocer La Habana, les presento la calle Franco del municipio Centro Habana.
Se extiende desde la Avenida Salvador Allende (Carlos III) hasta la calle Manglar. Tiene 10 cuadras del largo y la escalera ocupa parte de la cuadra entre Estrella y Maloja, la segunda desde Salvador Allende.
Salvador Allende corre a lo largo de la cresta de una elevación cuyas partes más deprimidas son, Manglar por el sur y Malecón por el norte. Debido al violento desnivel del terreno en la cuadra de Franco entre Estrella y Maloja, la solución ingeniera más sabia fue la escalera.
¿Conoce usted otras calles en forma de escaleras? Pues espero sus comentarios.

viernes, 29 de febrero de 2008

La suerte de Mario

Cuando un pajarito que pasó volando le hizo la gracia a Mario este se puso muy contento. En tiempos antiguos era un buen augurio, quizás por la escasa posibilidad de que esto suceda.
«Hoy tendré buena suerte» se dijo Mario, mientras limpiaba los espejuelos, lugar exacto a donde había ido a parar la caca del pajarito.
Lo malo fue no tener puestos los espejuelos en el preciso momento en que un billete de cincuenta pesos, arrastrado por el viento, pasaba junto a él.

Personajes famosos de La Habana (2)

Otro personaje curioso de La Habana, un poco más contemporáneo, era un ex boxeador al que los golpes recibidos en largos combates sin ninguna protección, habían deteriorado el cerebro.
Andaba por Centro Habana a paso rápido y mascullando palabras incoherentes. Normalmente no hacía daño a nadie, pero algunas personas, por tal de divertirse a su costa, le gritaban “¡Gavilán te noqueó!” y aquello bastaba para que el pobre demente arremetiera contra el provocador. Ya este hombre murió.
Otro loco, mucho más reciente era el conocido por “Guagüita”. Andaba por las calles de Centro Habana con un viejo radio portátil al hombro, y haciendo como los niños cuando juegan a conducir un vehículo. Fíjense bien que digo “por las calles” pues caminaba por la parte destinada a los carros.
Guagüita tenía momentos en que parecía recobrar la lucidez. En uno de esos momentos dijo delante de un grupo de personas, entre las cuales me encontraba yo, que era colombiano y que había sido traído a Cuba por alguien que lo había abandonado aquí. A saberse cual pueda haber sido la trágica historia de este personaje. Un día desapareció de las calles. Alguien me dijo que había muerto atropellado por un automóvil.
Ahora queda otro por ahí que en cualquier momento cae debajo de las llantas de un carro. Su locura consiste en “torear” a los vehículos y patearlos cuando le pasan por el lado.
Estos personajes también han sido hospitalizados reiteradas veces y huyen, pues no soportan la tranquilidad y poca libertad de los sanatorios.

Personajes famosos de La Habana (1)

Si alguien me preguntara quién es el personaje más famoso de la capital cubana, sin dudas respondería: el Caballero de París. Medio loco, medio filósofo, sociable a la vez que solitario, con su capa, su larga cabellera y barba y un montón de papeles, periódicos y revistas consigo.
Siendo yo un niño de unos 7 u 8 años nos lo tropezamos en una ocasión en el portal de los que en aquellos momentos era la tienda Lámparas Quesada, en la esquina de la Calzada de Infanta y San Lázaro. Yo andaba con mi madre y mi hermano. El Caballero nos detuvo y rasgando una caja de fósforos vacía hizo en las tapas dos pequeñas notas y nos las entregó. Ya no recuerdo lo que decían, pero de saber la fama que adquiriría aquel bondadoso loco, hubiera guardado con celo mi pedacito de cartón escrito de su puño y letra.
Pero La Habana ha tenido y tiene otros personajes famosos. Algunos no tan agradables. Estoy pensando en una mujer que andaba de ómnibus en ómnibus diciendo chistes y cantando versos, casi todos bien verdes.
Mi madre me contó que aquella loca era hermana y socia del dueño de una importante cadena de bazares nombradas “Ten Cents” pero popularmente conocidas como “Las Casas de los Tres Kilos”*. El individuo se nombraba Lucas Zabala.
Según mi mamá, que había sido dependienta en dos de aquellas tiendas, me dijo que la locura de la mujer se debía a que el hermano le había hecho una trampa “legal” y la había despojado de su parte en el negocio y la había echado a la calle ¡Vaya qué hermano!
El caso es que La China, como apodaban a la pobre loca, hacía las delicias de los pasajeros de varias rutas de ómnibus capitalinos con sus chistes subidos de tono.
Varias veces la internaron en el sanatorio de Mazorra, pero ella era como un pájaro silvestre y se escapaba para volver a las calles.

*En Cuba llamamos kilo al centavo.