Foto: Gilberto González García |
El bautismo es un acto de profundo sentido religioso y
solemnidad. De hecho es el primer sacramento que recibe una persona cuando
entra en contacto con el cristianismo, o bien, como dijo el párroco en esta
ocasión: “cuando los niños dejan de ser criaturas de Dios para convertirse en
hijos de Dios”.
Sin embargo no todas las personas son bautizadas en su más
tierna infancia y el origen del rito, según las sagradas escrituras, lo
protagonizaron en primera instancia los seguidores de Cristo que eran ya
adultos.
Otras personas, por diversas razones no se bautizan cuando
niños y luego deciden recibir ese sacramento.
Con el paso de los siglos ese acto de devoción, durante el
cual el iniciado recibe a Dios, ha ido derivando hacia una celebración social,
una verdadera fiesta y en algunos casos hasta en una ocasión para hacer alarde
de buena posición social.
En Cuba, la religiosidad, que durante años estuvo en
decadencia debido a las corrientes ideológicas que acompañaron a un sistema
social más radical, ha ido tomando nuevo auge a medida que ese radicalismo se
ha suavizado y las personas se han sentido más libres de mostrar abiertamente
creencias de existencia muy lógica en un pueblo que conformó su nacionalidad a
partir costumbres traídas por otros pueblos de un profundo arraigo religioso
como los españoles y africanos.
En ese crisol de tradiciones que es la cubanía encontraron
cabida y posibilidades de fusión religiones tan diferentes como la cristiana,
monoteísta, y las africanas en las que diversos dioses coexisten.
Pero algunos ritos y conceptos no sufrieron
transculturación, y entre ellos está sin dudas el bautizo, como el que pude
presenciar este viernes en el santuario de Santa Bárbara, de la barriada de
Párraga, un templo que me impresionó por su sencillez, austeridad y a la vez
por su luminosidad y la belleza de las imágenes que guarda en su interior.
Lástima que algunas
personas utilicen la religión solamente para ostentar su abundancia de dinero y
que para otras sea un pingüe negocio.
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