Desde el balcón de mi casa se ve el campanario de la iglesia de los maronitas, en la plaza de Antón Recio, del municipio Centro Habana. Una llama parece salir del campanario.
Sin embargo, al cambiar de ángulo, nos damos cuenta que, en realidad, la llama está mucho más allá. Se trata de la purga de gases de la refinería de petróleo Ñico López, que descansa a orillas de la bahía de La Habana.
lunes, 24 de junio de 2013
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