miércoles, 30 de enero de 2008

Cosas de vecinos

Tengo algunos vecinos que son de apaga y vamos
Vean algunas anécdotas.


El dormilón
Todas las mañanas, a eso de las 4:00 se paraba un auto en los bajos de mi edificio. Venían a buscar a un vecino para llevarlo al trabajo. El conductor comenzaba a sonar la bocina y a gritar:
-¡Antonio!
Uno de esos días se asomó otro vecino a su balcón. Estaba envuelto en una sábana y con cara de sueño y de pocos amigos. Este empezó también a llamar a gritos al tal Antonio hasta que se hizo visible y entonces le dijo:
-¡Compadre cómprese un despertador!

Otro dormilón
Hay uno, que no sé bien donde vive, pero cada mañana escucho sonar su despertador. Tiene uno de esos radio-relojes digitales de mesa que cuando suenan uno aprieta una tecla y los silencia momentáneamente, pero al cabo de un minuto vuelven a sonar hasta que se cambia de posición el conmutador.
Este vecino perezoso apaga el reloj y tira otro pestañazo. El reloj vuelve a sonar y lo vuelve a silenciar una y otra vez durante una media hora. Esto es día por día entre las seis y las seis y media de la mañana.

El asombroso José Martí


José Martí, el Apóstol de la independencia cubana, asombra por su creatividad. Nacido en enero de 1853 y muerto en combate en mayo de 1895, su existencia se redujo a solo 42 años. Aunque su producción literaria comenzó desde muy temprana edad, es necesario descontar los primeros años de su niñez en los que obviamente no escribió.
Teniendo en cuenta su azaroso tránsito por la vida, lo mucho que viajó, lo mucho que estudió y lo mucho que trabajó en la causa política de la independencia de Cuba, asombra que haya sido capaz de escribir lo suficiente para editar los 25 gruesos volúmenes que constituyen sus Obras Completas.
Su verbo encendido se escuchó en diversas ciudades de Estados Unidos logrando que los trabajadores más humildes aportaran de sus apretados ingresos para sufragar los gastos de la guerra de independencia.
Su levita raída, su precario estado de salud y aspecto demacrado a causa del exceso de trabajo y la mala alimentación, den fe de su honradez.
Además de todo eso, encontró tiempo para traducir obras de varios idiomas y editar periódicos y revistas. La Edad de Oro, de la cual solo se pudieron publicar 4 números, devino monumental obra literaria para chicos y grandes. Un libro que todos debemos leer y releer.
Martí escribió mucha poesía, de fino y depurado estilo y de una modernidad que también asombra a los entendidos. Una de sus primeras obras, el drama “Abdala”, escrita durante su adolescencia es una obra de teatro totalmente en verso, con una lírica y una métrica digna de un poeta consagrado.
A continuación una muestra de sus “Versos Sencillos”

VERSOS SENCILLOS
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma

Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.

He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.

Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez –en la reja,
A la entrada de la viña.—
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: -cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.

Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, -es
Que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla, y muere.

Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.

Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.

Mi verso es como un puñal
Que por el puño echa flor:
Mi verso es un surtidor
Que da un agua de coral.

Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.

Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.

El Andarín Carvajal, una medalla olímpica usurpada por el infortunio

Pudo ser el primer medallista olímpico de cuba, pero la pobreza y el infortunio le arrebataron la medalla
Félix de la Caridad Carvajal y Soto, el Andarín Carvajal como lo conocía el pueblo, nació el 18 de marzo de 1875, en un vetusto edificio ubicado en la calle Águila esquina a Malecón, en la barriada de Colón, hoy perteneciente al capitalino municipio de Centro Habana. Se trasladó muy pequeño con su familia para San Antonio de los Baños, al oeste de la actual provincia La Habana. Fue su pasatiempo favorito, cuando niño, correr a la par de los quitrines y los caballos, o subir a paso largo las colinas para dejar sin aliento a sus compañeritos de juego.
El 1889, con 14 años, gana su primer lauro en duelo atlético con el español Mariano Bielza. Desde las 8 de la mañana comenzaron a darle vueltas al parque del pueblo y a las cinco el español abandonó exhausto, mientras que Carvajal continuó por dos horas más.
En 1895 marchó a la manigua para convertirse en correo de los mambises. Sus prodigiosas piernas lo llevaron de pueblo en pueblo llevando y trayendo mensajes hasta que tuvo que salir huyendo hacia Tampa, bajo riesgo de caer en manos del enemigo.
Al final la guerra regresa a La Habana, donde ejerce como cartero, mandadero y hasta portero del Hotel Inglaterra, a la vez que se destaca como deportista.
Para poder participar en la maratón de los III Juegos Olímpicos, de San Luis, despliega una ingente labor por todos los barrios para recaudar el precio del pasaje.
Así logra viajar a Estados Unidos. Cuando el Andarín se paró en la línea de arrancada llevaba más de 24 horas sin ingerir alimentos. Bajo condiciones agobiantes -como una temperatura de 32 grados Celsius- y con un vestuario y calzado totalmente inadecuados arrancó sometido a las burlas de sus contrincantes. A los 5 kilómetros de recorrido llevaba la punta. Luego de 25 kilómetros la debilidad comienza a hacerse sentir, el estómago oprimido y la vista en candelillas. Un poco más adelante se come unas manzanas verdes de un árbol que encontró a la orilla del camino, las que le provocan fuertes retortijones, diarreas y vómitos. En más de tres ocasiones precisa dejar la senda para evacuar el vientre. Debido a este accidente pierde fuerzas y tiempo, por lo que solo logra llegar a la meta en cuarto lugar.
Personaje pintoresco, continuó sus andanzas deportivas, cosechando más de 57 galardones que quedaron registrados en la edición del 10 de junio de 1916 de "El Heraldo de Cuba". En 1928 ya con 53 años logra la proeza de darle 4375 vueltas a la Manzana de Gómez (ubicada entre las calles Monserrate y Zulueta; Neptuno y San Rafael) y dos años después cubre 2300 kilómetros por carretera entre Guane (Pinar del Río) y Santiago de Cuba.
Completamente olvidado y desatendido, en una mísera casucha bajo el puente de La Lisa, fallece, el día 27 de enero de 1949 este atleta que bien hubiera podido ser el primer medallista olímpico de Cuba.

lunes, 28 de enero de 2008

Curiosidades y chistes sobre calles habaneras


¿Por qué Carlos III y la Reina no se unen? Porque el Padre Varela está por medio. Este es un chiste que tiene que ver con los nombres de esas calles.
Por cierto, el nombre oficial de la Avenida de Carlos III es Avenida de Salvador Allende; el de la calle Reina es Simón Bolívar y el de Padre Varela es el nombre actual, pues antes se llamaba Belascoaín. Estas se encuentran en el municipio Centro Habana.
Sin embargo podríamos celebrar un matrimonio de alcurnia pues tenemos una calle Infante y una Infanta.
Hay dos calles en La Habana que se llaman Corta, pero no son las de menor extensión.
La calle mas corta de La Habana se llama Venus y se extiende entre las San Lázaro y Jovellar (27 de Noviembre). Solo unos metros más allá estas dos últimas se unen en forma de cuchillo. Hay otras calles muy cortas, creo que la segunda es Cárcel que se extiende entre San Lázaro y Prado, muy cerca de donde éstas hacen cuchillo. También en Centro Habana están Conde Cañongo y Tetuán. El Cerro tiene la calle Ciprés y en la Habana Vieja están Carpinet, Justiz, Baratillo, Churruca, Porvenir y el Callejón del Chorro
Por cierto, el Callejón del Chorro es la calle más estrecha de La Habana, mide apenas 2,5 metros de ancho y solo tiene una cuadra de largo.
Hay dos casos de calles que se cruzan dos veces entre sí, uno de los casos es San Francisco e Infanta en Centro Habana y el otro es el de Juan Lefont y Cruz del Padre en el Cerro.
Hay dos calles que tienen uno de sus extremos doblado en forma de herradura: Son Avenida Versalles y Avenida Principal. Debido a esa característica, estas dos calles también se cruzan dos veces con otra calle, denominada A. La calle Principal es concéntrica con respecto a Versalles.
¿Quiere usted realizar un tour internacional visitando solo nuestra capital? Es posible. Aquí tenemos las calles Buenos Aires, Atlanta, Virginia, Madrid, Milán, California, San Francisco, Sofía y Bélgica.
Tenemos calles con nombres de mujer: Anita, Beatriz, Blanquita, Carmelina, Carmen, Concepción, Concha, Cristina, Dolores, Enna, Estela, Evangelina, Gertrudis, Graciela, Isabel, María Luisa, Mercedes, Mirta, Pastora, Pilar, Rosario, Rosita, Sara, Silvia, Venus (hay 2), Yara y Yolanda. Y no faltan las de nombres masculinos: Adriano, Agustín, Andrés, Antonio, Carlos, Enrique, Fernando, Hatuey, José Miguel, Justo y Lucas.
Eso sin contar las calles que tienen nombres de santos o de personajes célebres.
Hay también una calle que es “Posible”, una que es “Popular” y otra que es “Bella”.
Aquí, en La Habana, usted puede vivir entre “Fortuna” y “Prosperidad” o si lo prefiere puede residir en”Libertad”, “Alegría”, “Concordia”, “Amenidad”, “Amistad”, “Consuelo” o “Esperanza”. Pero si usted no es una persona alegre, tal vez prefiere residir en “La Sola” o en “Amargura”.
Y si nada de esto le conviene, entonces váyase a vivir en una “Estrella”.
Y basta por ahora, que estoy fatigado de tanto recorrer La Habana. En otro artículo continuaré hablando de las calles de nuestra bella capital.

jueves, 24 de enero de 2008

Dímelo sí, pero en bolero…

Eloy Goicochea tiene una larga trayectoria como intérprete del bolero. Su voz grave y bien timbrada, su afinación y su desenvoltura en escena, hablan en bien del artista. Su sencillez, su afabilidad, su honestidad, lo enaltecen como persona. Su constancia, su seriedad, su puntualidad, lo destacan como trabajador. En cualquier barrio de la ciudad, se le puede encontrar regalando su arte. Vive en el reparto Bahía y va hasta Santiago de las Vegas a cantar.

Eloy no siempre fue artista profesional, antes ejerció otro oficio con toda dignidad. Nos cuenta:
“Al terminar la campaña de alfabetización, a todos los maestros Conrado Benítez, el Gobierno nos otorgó becas para que estudiáramos. Yo escogí el oficio de soldador. Después de graduarme estuve trabajando en los talleres de ferrocarriles, después pasé al taller de pailería de la Flota Cubana de Pesca y más tarde al taller de reparación de buques.”
Sobre sus inicios en el arte, relata:
“Yo canté por primera vez en un local que se destinó para la recreación de los alfabetizadores. Mi primera interpretación fue el tema Fascinación, acompañado por el piano. En el año 1965 ingresé al Conservatorio Alejandro García Caturla de Marianao, con mi profesora Margarita de Mendoza.”
Después de algunos años de estudios musicales, interrumpidos a causa del trabajo en una microbrigada para construir su vivienda, se gradúa al fin y comienza su carrera artística. Su primer trabajo remunerado como cantante fue en el año 1987, en que hizo un Rincón del Bolero en una feria popular en la calle G del Vedado.
Poco después es descubierto por personalidades del arte de la talla de Aldo Baquero y Elio Orobio quienes lo insertan en los espacios dedicados al bolero programados por la UNEAC, incluyendo los festivales. También ha actuado en compañía de Omara Portuondo y con Elena Burke y Frank Domínguez en las “Tardes de Bolero” de la UNEAC y en el Museo de Bellas Artes.
Pero no ha sido este el único género que ha interpretado. El feeling, la música tradicional y hasta números pertenecientes al género afrocubano, han vibrado magistralmente en sus cuerdas vocales.
Su repertorio cuenta con títulos cuyos autores le han encargado con exclusividad su interpretación como Juan Rivera Prevot, Aldo Baquero, Armando Guerrero y otros.
Pero con esto no se cierran las páginas de su abultado expediente artístico. Eloy ha asumido con dignidad y desempeñado con maestría otro difícil rol: el de anfitrión. Al respecto señala:
“En el año 2001ya yo había participado en múltiples peñas como la de Palacios Echenique. Fue entonces que trabé amistad con un promotor cultural del municipio Centro Habana. Él me propuso servir de anfitrión a una peña que llevaría por nombre Dímelo en bolero, que comenzó a desarrollarse en el portal de Carlos III esquina a Xifré. De ahí pasamos luego al interior de la Casa de Cultura.”
Su peña “Dímelo en bolero”, que cada primer domingo de mes se celebra en la Casa de Cultura Joseíto Fernández, de Centro Habana, es punto de reunión para destacadas voces del género, pero sirve además como marco para rendir homenaje a quienes, de una u otra forma, contribuyen al desarrollo de la cultura comunitaria. Un sencillo diploma y una artesanía salida de las hábiles manos de Rita, la esposa de Eloy y su compañera en el arte, son los únicos elementos materiales que se obsequian. Pero el calor humano, el cariño y la sinceridad son el mayor regalo. Su peña ha rendido tributo a personas tan humildes como el sencillo trabajador administrativo o tan destacadas como el locutor y animador Eduardo Rosillo.
Porque siempre tiene una frase amable, un elogio y hasta un piropo a flor de labios y nos obsequia su bondad sin límites; porque su voz se regala en canciones a todo el que asiste a sus espectáculos; porque trabaja sin descanso; Eloy Goicochea es de esos artistas de pueblo, sin pretensiones de fama, pero a los que el aprecio de sus semejantes eleva a la categoría de estrellas luminosas. Es por eso un orgullo del barrio.

lunes, 21 de enero de 2008

El chino pordiosero de La Habana

Las cosas no son siempre lo que parecen.
La anécdota que voy a relatar es estrictamente cierta y yo la conozco de muy buena tinta.
Vivía en el barrio chino de La Habana un viejo limosnero. De la mañana a la noche se la pasaba recorriendo el barrio con su cuerpo encorvado, sus ropas harapientas, so bastón y su silencio asiático.
Realmente su aspecto daba grima, por lo que no eran escasas las dádivas de los paseantes. Sin embargo, los otros chinos residentes del barrio no le daban nada y hasta lo esquivaban un poco. Cualquiera podría imaginarse que esta actitud obedecía a la característica introversión de los hijos del legendario imperio.
Mas, sucedió que, como todo ser vivo, un día el chino pordiosero cantó el último pregón. Como vivía solo, sin familia, en una estrecha y lóbrega habitación de una antigua casa de huéspedes, tocó a las autoridades hacerse cargo del muerto.
Acudió el instructor judicial y el médico forense al levantamiento del cadáver, como corresponde a los casos de muerte en circunstancias no explicadas.
¿Y qué encontraron al revisar la habitación del asiático mendigo? Pues dinero, muchísimo dinero escondido debajo del colchón de la cama. La expresión textual del médico legista fue “Un colchón de dinero debajo del colchón”
Nada, que las cosas no siempre son como parecen, el chino pordiosero ganaba lo suficiente como para vivir con comodidades, sin embargo se sometía a la indigencia y atesoraba sus ganancias, sin tener siquiera a quién dejarle herencia.
¿Incomprensible verdad?

viernes, 18 de enero de 2008

El guarapo, jugo de caña

El guarapo es el jugo de la caña de azúcar (Saccharum officinarum), una graminácea oriunda del continente asiático, importada a Cuba por los colonizadores españoles y que llegó a ser el primer renglón económico de la isla caribeña.
El guarapo es una bebida de agradable sabor y excelentes características nutricionales, excepto para diabéticos.
Con un elevado contenido en azúcares, proteínas y calorías, resulta una bebida energizante magnífica. El índice de sacarosa depende de la variedad de caña y su punto de maduración.
En madrugadas frías, poco comunes en Cuba, los trabajadores de las fábricas de azúcar acostumbran a beberlo extraído del proceso productivo, porque sale tibio y les ayuda a recuperar energías y el calor del cuerpo. Sin embargo es mucho más frecuente consumirlo bien frío, con la adición de hielo frappé, en puestos de venta conocidos popularmente como guaraperas, en las que se extrae el jugo de la caña en el momento de ser consumido, pues minutos después cambia su color poniéndose oscuro. Por esa característica negativa del guarapo, han resultado infructuosos, hasta ahora, todos los intentos de embotellarlo.
Las guaraperas están diseminadas por todo el país gracias a la facilidad con que se construyen los trapiches y la abundancia de caña azucarera.
Los trapiches son las máquinas con que se extrae el jugo a la caña, tanto las pequeñas que se usan en las guaraperas, como las enormes que se usan en los centrales azucareros (fábricas de azúcar).
Esencialmente, los trapiches están compuestos por dos rodillos de metal con estrías que giran movidos por motores o por la fuerza humana y entre los cuales se hace pasar la caña para exprimirla.
En sus inicios, los trapiches eran de madera y se movían mediante fuerza animal. Luego el guarapo se depositaba en grandes pailas y se sometía al fuego hasta desecarse. La costra resultante se raspaba, de donde nació el nombre de raspadura, producto que hoy se sigue obteniendo de manera artesanal para consumirse como una golosina. Aquellas primitivas fábricas se conocían como ingenios.
Hay otros procedimientos más sencillos de obtener el guarapo, como retorcer la caña sobre una vasija después de haberla machacado un poco.
El guarapo y todos sus derivados están profundamente arraigados en la cultura popular cubana, se menciona en canciones como una cuyo estribillo reza: si tomas guarapo por la madrugá, lo bueno se queda y lo malo se va. También existe un popular grupo musical cubano que lleva ese nombre, aunque ellos, para darle un toque distintivo lo escriben con W (Warapo).
Muchos haitianos que emigraron a Cuba en los siglos XVIII y XIX y se asentaron en la zona sur oriental, donde se emplearon como jornaleros para el corte manual de la caña de azúcar por salarios miserables. Se cuenta que muchos dueños de estancias les permitían ocupar un pedazo de tierra para que levantaran sus chozas y fomentaran pequeñas siembras, conocidas como conucos. También les permitían aprovechar un área del cañaveral. Con las viandas que obtenían en los conucos y el guarapo que extraían de la caña, los haitianos eran capaces de mantener el despiadado ritmo de trabajo que imponían los mayorales en el corte manual de la caña.
Hoy la mayor parte de ese trabajo está mecanizado y las fábricas de azúcar (centrales azucareros) cuentan con tecnología de punta para el proceso, pero el guarapo, esa deliciosa bebida que a todos los cubanos nos gusta, se sigue extrayendo de manera artesanal y consumiéndose acabadita de exprimir. ¡Que así sea!