jueves, 27 de diciembre de 2007

¿Dejarán de existir chinos en Cuba?


Juan José Núñez Fotoreportero Comunitario de la Capital Cubana

El Barrio Chino de hoy no es, ni puede ser, remotamente lo que era antes de mediados del Siglo XX, cuando la afluencia de una migración china, formada por una juventud dispuesta a triunfar en sus actividades o proyectos, emprendía allí sus iniciativas con el entusiasmo y la energía acorde a sus aspiraciones y edades.
Hay factores, como es el de la longevidad, que es determinante porque no ha habido relevo; otro de mucha importancia, que merece evaluación, ha sido la disminución inmigratoria desde China a partir de las transformaciones socioeconómicas del proceso revolucionario de liberación chino, iniciado en 1949.
Prueba inequívoca es que desde hace mucho pasaron los tiempos de las hambrunas que costaban a la nación millones de vidas. Por otro lado, los hechos de nuestra época son inocultables, hoy las migraciones se producen generalmente del mundo subdesarrollado hacia las potencias industrializadas.
En un taller internacional de antropología en La Habana, se expreso el fundado temor de que la Comunidad China envejece y tiende a desaparecer.
Actualmente las edades de los chinos puros o naturales, oscila entre los 65 años, los más jóvenes y los mas longevos rebasan los 85, según cálculos, ya que no existen estadísticas precisas.
A toda esta narrativa, podemos comentar, que existe un grupo promotor, honorable y prestigioso para la recuperación del Barrio Chino y realizan ingentes esfuerzos por los órdenes históricos y humanos.

En un edificio de dos plantas en la calle Manrique No. 506 entre Zanja y dragones, municipio Centro Habana, se ubica la Residencia China la cual alberga a unos ochenta abuelos aproximadamente, los que en su primera juventud dieron vida a la zona con su presencia y su arduo trabajo.
En una anécdota que contó el Historiador de La Ciudad, Doctor Eusebio Leal, a la periodista Susana Tesoro, recordaba que en la actual zona de la Plaza de la Revolución, donde se encuentra el monumento a José Martí, además de cultivarse campos enormes de flores, estaban los huertos de los chinos, donde permanecieron azada en mano, sobre sus campos preciosamente organizados.
Hasta la próxima, chao.

El poeta Rubén


RubénRubén Martínez Villena, (Alquízar, actual provincia de La Habana 20 de diciembre de 1899), es reconocido sobre todo como el político y luchador de los primeros años de la etapa republicana de Cuba, también se le distingue como poeta de ardiente inspiración patriótica.
Sin embargo, es autor de una delicada poesía de amor, como la aparecida en su libro “Hexaedro Rosa” y poesía de corte intimista, algunas de cuyas obras están cargadas de un humor punzante, como “Canción del sainete póstumo” (1922), aparecida en el cuaderno “La Pupila Insomne”.
Cultiva una obra de exquisita factura tanto en métrica como en vocabulario e imágenes, con un lenguaje sencillo y culto a la vez, asequible a todos. Entre los esquemas de versificación más usados por él se encuentra el soneto, una de las estructuras métricas más difíciles y que sin embargo maneja con entera soltura.
Es así Rubén, a quien Nicolás Guillén (poeta nacional de Cuba) calificaría como “un gran poeta no solo por el ímpetu lírico, sino también por el sabio freno con que lo encauzaba y dirigía” y de quien otro grande de las letras cubanas: Juan Marinello “ Su don poético, inseparable y vitalicio en su esencia […], le facilitó mil veces, sin saberlo, el cordial magisterio; y la gracia verbal hija del dominio del idioma y de la posesión de sus secretos”.
Tiene la lírica de Villena una vigencia inusitada. Su poesía de corte social y patriótica acusa la madurez propia de un avezado luchador de vasta experiencia, a la vez que en sus versos de amor aparece reflejado un erotismo puro y cándido propio del adolescente que llena su mente de fantasías amorosas. En el soneto “Declaración”, escribe: “vibró la voz de mi febril anhelo”; “y al varonil reclamo de mi celo”.
Por su pararte la poesía de corte intimista tiene la profundidad del filósofo que no siempre es capaz de ser comprendido. La muerte, de frecuente presencia en su obra, no parece asustarle y hasta juguetea un poco con ella llegando a satirizarla sin abandonar el dramatismo que encierra. En “Canción del sainete póstumo” aclara: “Aunque la muerte es algo que diariamente pasa, / un muerto inspira siempre cierta curiosidad;” y más adelante se burla de manera realista y concisa: “Brotará la hilarante virtud del disparate / o la ingeniosa anécdota llena de perversión, / y las apetecidas tazas de chocolate / serán sabrosas pausas en la conversación.”
Rubén Martínez Villena con una obra escasa en número pero infinita en talento y pletórica de modernismo, vivió muy poco (solo 35 años. Parece que las vidas cortas son inherentes a las grandes mentes). A pesar de ello fue capaz de dejar una profunda huella en la literatura y en la vida política y social de Cuba.
Poesía de Rubén Martínez Villena

LA PUPILA INSOMNE
Tengo el impulso torvo y el anhelo sagrado
de atisbar en la vida mis ensueños de muerto.
¡Oh, la pupila insomne y el párpado cerrado!...
(¡Ya dormiré mañana con el párpado abierto!)…


EL ANHELO INÚTIL
¡Oh, mi ensueño, mi ensueño! Vanamente me exaltas:
¡Oh, el inútil empeño de subir donde subes!...
¡Estas alas tan cortas y esas nubes tan altas…!
¡Y estas alas queriendo conquistar esas nubes!

CANCIÓN DEL SAINETE PÓSTUMO
Yo moriré prosaicamente, de cualquier cosa
(¿el estómago, el hígado, la garganta, ¡el pulmón!?)
y como buen cadáver descenderé a la fosa
envuelto en un sudario santo de compasión.

Aunque la muerte es algo que diariamente pasa,
un muerto inspira siempre cierta curiosidad;
así, llena de extraños, abejeará la casa.
Y estudiará mi rostro toda la vecindad.

Luego será el velorio: desconocida gente,
ante mis familiares inertes de llorar,
con el recelo propio del que sabe que miente
recitará las frases del pésame vulgar.

Tal vez una beata, neblinosa de sueño,
Mascullará el rosario mirándose los pies;
y acaso los más viejos me fruncirán el ceño
al calcular su turno más próximo después…

Brotará la hilarante virtud del disparate
o la ingeniosa anécdota llena de perversión,
y las apetecidas tazas de chocolate
serán sabrosas pausas en la conversación.

Los amigos de ahora –para entonces dispersos-
reunidos junto al resto de lo que fue mi «yo»,
constatarán la escena que prevén estos versos
y dirán en voz baja: -¡Todo lo presintió!

Y ya en la madrugada, sobre la concurrencia
gravitará el concepto solemne del «jamás»,
vendrá luego el consuelo de seguir la existencia…
Y vendrá el mañana… pero tú ¡no vendrás!...

Allá donde vegete felizmente tu olvido
-felicidad bien lejos de la que pudo ser-,
bajo tres letras fúnebres mi nombre y mi apellido,
dentro de un marco negro te harán palidecer.

Y te dirán -¿Qué tienes?... Y tú dirás que nada;
mas te irás a la alcoba para disimular,
me llorarás a solas, con la cara en la almohada,
¡y esa noche tu esposo no te podrá besar!


PSIQUIS
Muerte; mi corazón no desanimas
y aún te aguardo con grato sentimiento;
que siempre fue mi decidido intento
subir las cumbres y medir las simas.

En tanto que mi pecho no comprimas
para beber su postrimer aliento,
con el hilo de luz del pensamiento
voy tejiendo la veste de mis rimas…

Y con ella, pletórico de orgullo,
envuelvo el alma como en un capullo,
donde se viste de mejores galas,

y en cuyo seno, con perenne anhelo,
presintiendo la fuerza de sus alas
¡goza ya con la gloria de su vuelo!

EL FARO
Abajo, roca y aguas: el multífono grito
de las olas que rompen; y su caricia ruda,
con un cendal de espumas la base de granito,
alternativamente, se viste y se desnuda.

Y arriba, yergue el faro su construcción aguda
-el faro, que es la estatua del Cíclope del mito-;
altivo, como el símbolo de una soberbia muda;
solemne, como un dedo que apunta al infinito.

¡El faro!... Luminoso rey de las lejanías…
Titán que vio por siglos la muerte de los días.
Contemplador de mudos solares misereres,

la vesperal tristeza petrificó sus músculos,
¡y aún aguarda en el cerebro –loco de atardeceres-,
el sueño de la última llama de los crepúsculos!...




EL RESCATE DE SANGUILY
Marchaba lento el escuadrón riflero:
ciento veinte soldados de la España
que llevaban, cual prueba de su saña,
a Sanguly, baldado y prisionero.

Y en un grupo forjado por Homero,
Treinta y cinco elegidos de la hazaña,
alumbraron el valle y la montaña
al resplandor fulmíneo del acero.

Alzóse un yaguarama reluciente,
Se oyó un grito de mando prepotente
Y un semidiós, formado en el combate,

ordenando una carga de locura
marchó con sus leones al rescate
¡y se llevó al cautivo en la montura!

A UNA CUBANA
En su viaje a la Ciudadela del Imperialismo
Dulces ojos, boca y voz
que constituyen tesoro:
vais a la tierra del oro,
de imperialismo feroz.

Cubana, quédanos fiel:
dile al extranjero intruso
que el arancel que nos puso
lo violamos con tu miel.

DECLARACIÓN
En la penumbra del jardín silente
vibró la voz de mi febril anhelo,
y el tímido relato de mi duelo
movió tu corazón indiferente.

La voz al cabo se tornó valiente
y al varonil reclamo de mi celo
se volvieron tus párpados al suelo
y sonrojada se dobló tu frente.

Mas tu boca impasible quedó muda.
El «no» que siempre te dictó la duda
abrió apenas la curva purpurina,

y por ahogarla, de pasión obseso,
desfiguré tu boca peregrina
bajo la ruda compresión de un beso.

IRONÍA
Toma, toma mi lira; quiero darte,
como recuerdo de mi fe pasada,
esta lira infeliz que fue mi espada
y que fue mi broquel y mi estandarte.

Póstuma ofrenda de mi inútil arte,
la dejo ante tus pies abandonada,
aunque a golpes tu planta idolatrada
con ofendida majestad la aparte.

Mas cada golpe de tu pie furioso
le arrancará un sonido melodioso,
y tan rudos tormentos y martirios

acaso corresponda de memoria,
con una endecha en que cifré su gloria…
y en la que digo que tus pies son lirios.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

La Avenida Salvador Allende, dormitorio de los pajaritos

Los árboles de la avenida de Salvador Allende (antes avenida de Carlos III) sirven de dormitorio a miles de pájaros que se concentran en ese lugar para pasar la noche después de haber forrajeado su alimento todo el día.
En la mañana se despiertan formando una inmensa algarabía. No conozco el motivo o la función que cumple ese griterío. Quizás se estén repartiendo los trabajos del día y sean muy indisciplinados para aceptar la tarea asignada a cada cual. Lo cierto es que el espectáculo es alegre y refrescante. Cada mañana, cuando voy camino a mi trabajo, me detengo un minuto a escuchar el alegre vocerío.
De paso te cuento que la avenida Salvador Allende es una vía recta y ancha, de cuatro carriles, ubicada en el centro de La Habana, que corre desde la calle Belascoaín (Padre Varela) hasta una intersección en que confluyen la avenida de Paseo, la de Boyeros y la calle Zapata.
En Salvador Allende se ubican algunos de los edificios más importantes de la capital cubana, como el Edificio Masónico que en casi su totalidad sirve de sede a la principal logia de la masonería cubana. Es un bello edificio rematado por un globo terráqueo de grandes dimensiones.
También en esa avenida se encuentra la organización no gubernamental más antigua de Cuba: la Sociedad Económica Amigos del País, fundada en el siglo XVIII por ilustres cubanos con el propósito de fomentar el desarrollo económico y cultural de la mayor de Las Antillas.
Hoy en su sólido edificio, construido con piedra de Jaimanitas, se alberga también el Instituto Cubano de Literatura y Lingüística.
Otro importante enclave de la otrora avenida de Carlos III, es la Quinta de los Molinos, residencia de descanso de los capitanes generales que gobernaron a Cuba durante la colonización ibérica.
El Hospital Freyre de Andrade, comúnmente conocido como Emergencias, ubicado en Salvador Allende entre Hospital y Espada, fue el primer edificio de mampostería levantado específicamente para hospital en La Habana. Este vendría a sustituir el vetusto hospital de madera emplazado cerca de allí. Por cierto, fue en el Freyre de Andrade donde exhaló su último suspiro el genial cantante cubano Beny Moré.
Allí se albergó también el Instituto Nacional de Cirugía y Anestesiología, por lo que este recinto hospitalario es conocido también como INCA.
Hasta la intersección de Carlos III y Subirana llegaba la línea del primer ferrocarril que funcionó en Cuba, entre este punto y el poblado de Bejucal.
Otras importantes industrias y centros comerciales se alinearon o se alinean a ambos lados de esta populosa avenida. Entre ellos la Plaza Carlos III un importante centro comercial en funciones actualmente en un edificio que fue estacionamiento para automóviles y que aún conserva las rampas de acceso.
Y el Colegio Veterinario y la Facultad de Odontología. Nada, toda una arteria metropolitana.
De otras calles habaneras hablaremos en otro artículo.

La Palma Real

La Palma Real es una de las palmeras más altas y robustas del mundo. Puede alcanzar hasta 30 metros de altura. Su follaje perenne está formado por largas hojas compuestas, conocidas en Cuba como pencas. A pesar de que ese follaje ofrece una gran resistencia al viento, es muy raro que una Palma Real sea derribada, aún en medio de los fuertes ciclones que azotan el Caribe. El secreto está en su tallo, compuesto por duras fibras alineadas y unidas entre si por una materia algo esponjosa. El tronco es más duro en el exterior y más suave en el corazón. A mí me recuerda una vara de pescar hecha de resina epóxica y fibras de vidrio.
Las raíces de estas palmeras se fijan fuertemente al suelo dificultando también que sean arrancadas.
Este árbol se distribuye por todo el territorio cubano y crece en casi cualquier tipo de suelo y hasta altitudes bastante grandes.
Para los campesinos ha resultado siempre una importante fuente de recursos, expondré algunos de sus usos.
Su tronco, seccionado longitudinalmente y libre del centro más blando, constituye excelentes tablas con las que se pueden fabricar paredes de casas.
Sus hojas (pencas) sirven para techar esas casas llamadas bohíos y que fueron, por mucho tiempo las viviendas típicas del campesino cubano.
Hoy las pencas son indispensables en el techado de las casas de curar tabaco pues garantizan en el interior el ambiente de temperatura y humedad ideales para ese proceso.
La parte más baja del follaje, que envuelve el tronco en forma de capas se llama yagua y también sirvió para hacer las paredes de casetas conocidas como bajareques usadas como viviendas provisionales o depósitos de semillas u otros recursos.
Las yaguas son insustituibles para envolver la hoja del tabaco para su almacenamiento.
Con las yaguas se puede incluso, confeccionar calzado.
La fruta, llamada palmiche, es el alimento principal de muchas especies silvestres y muy utilizado también en la alimentación de los cerdos por su elevado contenido graso.
El palmito es la parte más interna del cogollo de la palmera, el centro de la parte cubierta por las yaguas. Es una materia blanca, firme y jugosa con un sabor suave y agradable que se puede consumir de diversas maneras y hasta crudo. Al derribar las palmas con cualquier fin, el campesino utilizaba esta parte como alimento.
La Palma Real es el árbol nacional de Cuba. Está presente en el escudo nacional. Su figura altiva y su resistencia a los elementos le dan una apariencia majestuosa y serena.
Hoy la Palma Real está protegida por las leyes y no se puede talar, salvo que sea indispensable y con la debida autorización. Además, ya los campesinos cubanos no tienen necesidad de construir sus viviendas con tablas de palma, aunque muchos prefieren aun las pencas para sus techos.

¿Por qué Colibrí Azul?


El colibrí es un ave endémica de Cuba. Por su delicadeza y belleza es uno de los especimenes más apreciados en la avifauna nacional. Muchos poetas y trovadores lo han mencionado en sus obras y pintores de reconocida fama lo han llevado a sus lienzos.
El colibrí tiene un plumaje colorido y tornasolado entre verde y azul por lo que algún que otro poeta lo ha calificado como joya volante.
Su manera de volar también es curiosa, pues casi nunca se posa. Sus alas baten a una velocidad tal que resulta imposible distinguirlas a simple vista. El colibrí vuela como un helicóptero: se desplaza hacia delante, hacia atrás, arriba y abajo cambiando rápidamente de dirección o se mantiene casi estático como si flotara en el aire.
Hasta su alimentación es poco común, pues este pajarillo liba el néctar de las flores. Para comer tampoco se posa.
En los lados de su largo pico se pegan granos de polen que luego son transferidos a otra flor, convirtiéndolo también en un agente polinizador.
Y una cosa curiosa: hay un insecto que aprovecha el momento de alimentación del colibrí para caminar por el pico y acomodarse en la cabeza y cuando el pajarito se va a libar otra flor, el insecto se baja de su transporte aéreo como si tal cosa.
Cuba cuenta con una variante de colibrí que es el ave más pequeña del mundo. Es conocido como zunzuncito o pájaro mosca.
A mi me fascina el colibrí, por su rareza, por eso no dudé en nombrar así a mi blog.
En otros artículos estaré contándoles sobre otras raras aves cubanas como el Cartacuba o Pedorrera, otra joyita con alas.