El primero de enero de 1959 amaneció una nueva aurora para
el pueblo cubano, cuando la sangrienta tiranía encabezada por Fulgencio Batista
cayó ante el empuje del Ejército Rebelde comandando por Fidel Castro. Es un día
de fiesta, a pesar de la sangre que se derramó y las valiosas vidas que costó,
pero como escribiera José Martí: “Cuando se muere en brazos de la Patria agradecida, la
muerte acaba, la prisión se rompe y empieza al fin, con el morir, la vida”, lo
que se corrobora en uno de los versos de nuestro Himno Nacional “Morir por la Patria es vivir”.
martes, 31 de diciembre de 2013
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