Cuando un pajarito que pasó volando le hizo la gracia a Mario este se puso muy contento. En tiempos antiguos era un buen augurio, quizás por la escasa posibilidad de que esto suceda.
«Hoy tendré buena suerte» se dijo Mario, mientras limpiaba los espejuelos, lugar exacto a donde había ido a parar la caca del pajarito.
Lo malo fue no tener puestos los espejuelos en el preciso momento en que un billete de cincuenta pesos, arrastrado por el viento, pasaba junto a él.
«Hoy tendré buena suerte» se dijo Mario, mientras limpiaba los espejuelos, lugar exacto a donde había ido a parar la caca del pajarito.
Lo malo fue no tener puestos los espejuelos en el preciso momento en que un billete de cincuenta pesos, arrastrado por el viento, pasaba junto a él.
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