Otro personaje curioso de La Habana, un poco más contemporáneo, era un ex boxeador al que los golpes recibidos en largos combates sin ninguna protección, habían deteriorado el cerebro.
Andaba por Centro Habana a paso rápido y mascullando palabras incoherentes. Normalmente no hacía daño a nadie, pero algunas personas, por tal de divertirse a su costa, le gritaban “¡Gavilán te noqueó!” y aquello bastaba para que el pobre demente arremetiera contra el provocador. Ya este hombre murió.
Otro loco, mucho más reciente era el conocido por “Guagüita”. Andaba por las calles de Centro Habana con un viejo radio portátil al hombro, y haciendo como los niños cuando juegan a conducir un vehículo. Fíjense bien que digo “por las calles” pues caminaba por la parte destinada a los carros.
Guagüita tenía momentos en que parecía recobrar la lucidez. En uno de esos momentos dijo delante de un grupo de personas, entre las cuales me encontraba yo, que era colombiano y que había sido traído a Cuba por alguien que lo había abandonado aquí. A saberse cual pueda haber sido la trágica historia de este personaje. Un día desapareció de las calles. Alguien me dijo que había muerto atropellado por un automóvil.
Ahora queda otro por ahí que en cualquier momento cae debajo de las llantas de un carro. Su locura consiste en “torear” a los vehículos y patearlos cuando le pasan por el lado.
Estos personajes también han sido hospitalizados reiteradas veces y huyen, pues no soportan la tranquilidad y poca libertad de los sanatorios.
Andaba por Centro Habana a paso rápido y mascullando palabras incoherentes. Normalmente no hacía daño a nadie, pero algunas personas, por tal de divertirse a su costa, le gritaban “¡Gavilán te noqueó!” y aquello bastaba para que el pobre demente arremetiera contra el provocador. Ya este hombre murió.
Otro loco, mucho más reciente era el conocido por “Guagüita”. Andaba por las calles de Centro Habana con un viejo radio portátil al hombro, y haciendo como los niños cuando juegan a conducir un vehículo. Fíjense bien que digo “por las calles” pues caminaba por la parte destinada a los carros.
Guagüita tenía momentos en que parecía recobrar la lucidez. En uno de esos momentos dijo delante de un grupo de personas, entre las cuales me encontraba yo, que era colombiano y que había sido traído a Cuba por alguien que lo había abandonado aquí. A saberse cual pueda haber sido la trágica historia de este personaje. Un día desapareció de las calles. Alguien me dijo que había muerto atropellado por un automóvil.
Ahora queda otro por ahí que en cualquier momento cae debajo de las llantas de un carro. Su locura consiste en “torear” a los vehículos y patearlos cuando le pasan por el lado.
Estos personajes también han sido hospitalizados reiteradas veces y huyen, pues no soportan la tranquilidad y poca libertad de los sanatorios.
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